12:25 am

Día cuatro sin ti : me abandonaste a las tres en punto. El reloj lleva cuatro días marcando las tres y cinco. -Elvira Sastre

Otra noche más donde la pena ahoga, donde el cuerpo pesa, donde las horas son eternas. Otra noche más sin vos donde me siento vacía, donde siento que me quitaron una parte del alma. La angustia se adueña de mí, el pecho se me cierra y la respiración se acelera. Me siento débil, vulnerable. Las noches son más largas, el pensarte no me deja dormir. Te recuerdo, te lloro, te extraño. Otra noche más donde sueño que las cosas sean como antes, que luchemos como tantas veces lo hicimos por no perdernos, donde podemos buscarle la solución a todo los dos, juntos, porque mi vida no es mi vida sin tu voz, sin tu risa, sin tus ocurrencias. Me podré despedir de vos una y mil veces, pero para ser realista, no sé como irme, no quiero hacerlo. Quiero despertar con tu sonrisa todos los días, quiero hundirme en tus abrazos y perderme en tu mirada, quiero que nos dejemos de herir, que dejemos de jugar al orgullo y pongamos el amor como bandera, ese amor que siempre nos hizo entender que nos salvamos juntos o nos hundimos separados, el mismo amor que nos unió tanto y nos ayudó a llegar hasta acá. Ese amor real e infinito.

Todo el mundo dice que cuando amas algo tienes que dejarlo ir.. perdóname, no me quiero ir, no quiero abandonar mi lugar seguro, solo quiero estar contigo, contigo fue la primera vez que sentí que todo estaba bien, aún no es hora de irnos, de rendirnos, aún nos queda mucho camino juntos, muchos planes por cumplir y muchas risas por compartir.

¿Despedida?

Hace mucho tiempo que no me sale expresarme, siempre fue mi única salida, agarrar un papel y un lápiz para plasmar mis sentimientos.

Hace mucho tiempo bajé la guardia y me llené de amor, salí lastimada y me invadió el odio, la desconfianza y el miedo. Intenté perdonar, intenté hacerme creer que podía con eso y seguí adelante, pero como era de esperarse todo me pasó por encima y de ser la víctima pasé a ser el victimario, aquella persona que lo único que quería era que el otro se sintiera igual de mal que me sentí yo tantas noches. ¿Quién me devolvía todas esas noches llorando? ¿Quién me devolvía la seguridad de que luchar por mi valía la pena? Creí que hacer el intento de pagar con la misma moneda me iba a aliviar un poco la pena y no solo no funcionó, si no que lastimé a la persona que más amé en la vida, aquella que prometió cambiar y lo logró, aquella que me conoce más que a mi misma, aquella que es dueña de tantas risas, de tantos momentos, aquella que está en todas partes, hasta cuando cierro los ojos, aquella que quizá se lo merecía en su momento, pero no en este, elegí el momento equivocado, fallé y lo arruiné. Arruiné su confianza, arruiné su amor por mí, arruiné tantas noches abrazados preguntándome ¿ qué haría sin él?

Y hoy, me toca despedirme. Me toca alejarme pretendiendo que esto no es real. Que mañana voy a despertar y nos vamos a hundir en un abrazo, que nos vamos a encontrar riéndonos de los chistes más absurdos que puedan existir, que esto a pesar del dolor que causé solo va a ser un mal recuerdo porque hace tiempo ya, que sé que es él y nadie más que él.

Me toca despedirme añorando un reencuentro, añorando una oportunidad para poder demostrar que me equivoqué pero que lo sigo amando con todo mi corazón, que hacía mucho tiempo no me encontraba riendo de forma sincera, hacía tiempo ya que daba todo por perdido, tiempo donde sentía que no encajaba, que tenía que salir de ahí porque ese ya no era mi lugar. ¿Pero por qué huir de nuestro lugar seguro? ¿por qué ser cobarde y no luchar por el otro?

Lo lloré tantas noches preguntándome que fue lo que hice mal, que ahora estoy en la vereda de enfrente y puedo verlo con claridad; no había hecho nada malo, a veces nuestro ego nos hace creer que somos más fuerte de lo que creemos y que no nos va a doler si la otra persona se va, ya sabemos que está ahí y que no se va a ir ¿qué puedo perder? y en esa lucha entre el corazón y la razón somos egoístas y no nos damos cuenta que generarle dolor al otro no sirve de nada.

No quiero ser dolor, no quiero ser llanto, quiero que sepas que todo es real, mi amor, el brillo en mis ojos en cada reencuentro, cada momento compartido, cada risa y también cada llanto. Perdón por herir a la única persona que supo aprender a amarme de la manera más sincera, perdón por dejarme invadir por el egoísmo. Hoy me toca irme, rogándole a la vida que las cosas cambien, que esto no sea un adiós, que podamos compartir la vida y los días a la par, conociéndonos y reconociendo que ante todo somos humanos que nos equivocamos pero que podemos amarnos como hace tanto tiempo lo hacemos.

Perdonar

Hace mucho tiempo que no logro poder plasmar mis sentimientos en un papel. Hace tanto que no consigo expresarme sin nublarme. Me ha costado mucho salir adelante, tuve noches en las que sentía que nunca lo iba a lograr, en donde no veía salida y el pánico me acompañaba. Hubieron noches que te odié con toda mi alma, que le pedía a la vida que por favor me ayudara a dejarte ir, me invadía la inseguridad, la necesidad de saber por qué vos también habías repetido la historia. Yo estaba segura de que habías llegado para hacer la diferencia pero me equivoqué. Te confieso que pensé que no iba a lograrlo, que nuevamente iba a quedar varada en el medio del mar, pero una voz interna me dijo que estaba equivocada , -todovaaestarbien- repetía. No sé como, ni cuando, pero todo va a estar bien. Hasta que dejé de hacerme preguntas, empecé a vivir y me esforcé por conocer tu nueva versión, a la persona que me hacía reír todos los días, que sabía como hacerme feliz. Mucho tiempo me negué, -quien quiere no lastima- pensaba. Pero después me vi en tu mirada, en esa sonrisa esbozandose cada vez que hacía una tontería, en esa admiración y atención cuando me expresaba, en ese brillo en los ojos en cada reencuentro. Te miré y todo lo que vi era real, ese dolor en cada lágrima, ese cabizbajo en cada palabra hiriente, esa rabia por no poder cambiar el pasado. Te miré y vi a alguien lleno de amor para darme, ese amor que siempre añore y creí que solo existía en una realidad lejana a mí.

Y sí, aún me queda por sanar, aún duele, aún intriga y menosprecia pero yo ya no quiero que me gane, a quien odia se le marchita el alma. Yo ya viví mucho tiempo con rencor, yo ya dejé que me ganara la rabia, ya me quedé con palabras por decir, ya abandoné a mi corazón por ser tan noble. Pero al final de cuentas nunca logré nada a mi favor, solo convertirme en alguien que no soy, en alguien que no me gustaría tener cerca, por eso elegí perdonar y amar con todo mi corazón. Y sí, me duele, pero ya no lástima. Me gustaría que nunca se hubiera formado la herida pero pasó y el pasado no se modifica, solo es un gran maestro.

Yo también me arrepentí con todo mi corazón y recibí indiferencia. Yo también me sentí la peor persona del mundo. Perdí gente que quería mucho, pero también aprendí que quién no te escucha y perdona es porque no quiere. Entonces solamente me queda por decirte que te creo. Que quiero perdonarte, que sos la persona que quiero tener a mi lado, que veo tu amor y también tu dolor.

Te veo reflejado en mí, en la persona que merecía un perdón que nunca recibió, y yo no quiero ser aquella que repite la historia, yo no quiero otra vez el mismo final. Entonces, es cuando me doy cuenta que te quiero porque tengo miedo de que te vayas. Así que hoy, lo único que le pido a la vida es que me ayude a sanar y al destino que nunca te saque de mi lado, porque amo perderme en tu mirada y enamorarme todos los días de tu sonrisa. Porque amo saber que estás ahí, en cada paso, diciéndome que yo puedo con todo aunque el mundo se me caiga encima. Porque me enseñaste a vivir cada día, como el primer día del resto de mi vida.

Amor efímero

Buscando entre las cosas viejas encontré aquel suéter que un día me prestaste para que no tuviera frío. He de confestarte que aún después de tanto tiempo lo conservo con la esperanza de devolvertelo algún día y hablar como jamás pudimos.. Como adultos que en algún momento compartieron su vida y ahora tienen un recuerdo en común, el recuerdo de que aveces la vida te demuestra que sí era la persona pero el destino no era digno de un amor así, intenso.
Éramos niños jugando a equivocarnos, entendí tarde tu forma de querer, no sabía lo que significaba eso. Y hoy tu recuerdo no me causa dolor, pensarte no me quita el sueño, al final se equivocaron al decir que las heridas las cura el tiempo, a mí el tiempo no me curo nada. Aprender a perdonar sin guardar rencor, me salvó la vida.
Con tu buzo en la mano y el lápiz en la otra, hoy te digo gracias. Gracias por enseñarme que el amor no siempre quiere dañarte, que hay que bajar la guardia y entregarse porque si no hasta la gente más cercana se aleja. Gracias por no volver, a pesar de que por muchos días le rogué al destino volverte a cruzar y tener otro final. Que no volvieras me hizo entender que siempre hay arcoíris después de la lluvia y que no tenía que vivir escapandome porque el problema no era yo. Nunca pude entenderlo porque aún no había aprendido a querer(me).

Lamento no poder escribirte palabras de amor. Te amo con una fuerza inquebrantable, pero por alguna razón, mis manos están en huelga. Quizá estoy mucho más herida de lo que me atrevo a aceptar, y no se trata de falta de amor, se trata de falta de cuidado.